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La cirugía de las fístulas es muy variable. Ningún paciente es igual a otro y en ocasiones, a pesar de las pruebas que se hacen, el tratamiento puede cambiar según los hallazgos durante la cirugía.
Todo depende de la localización de la fístula y de la relación que tenga con los esfínteres.
El objetivo final de la cirugía es intentar el cierre de la fístula. Cualquier técnica que se realice tiene un porcentaje de éxito que varía, según el tipo de fístula, entre 60-70%, y algunas veces es necesario re operar.
Explicaremos las nociones básicas de los procedimientos más comúnmente realizados.
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Setón de drenaje:
En ocasiones cuando persiste la infección y continúa la supuración es necesario poner un setón laxo (cordón de goma) que permita el drenaje completo del absceso, antes de intentar otras técnicas de cierre de la fístula. Se realiza en quirófano, bajo anestesia.
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Inyección de pastas de colágeno:
Es una alternativa para el tratamiento de fístulas que afectan los esfínteres y al ser una técnica poco agresiva tiene menos riesgo de producir algún grado de incontinencia.
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Fistulotomía:
Consiste en la apertura de la fístula para permitir su cicatrización desde su base. Solo está recomendada en fístulas simples y muy cercanas al ano.
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Colgajo de avance:
Su objetivo es cerrar el orificio interno (el que está dentro del ano) con una "lengüeta" de tejido anal, para permitir la cicatrización de la fístula y cierre.
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LIFT:
Es la ligadura y corte del trayecto fistuloso a nivel del espacio entre los dos esfínteres. De esta manera se evita cortar los músculos con menos riesgo de incontinencia. Está indicado en las fístulas que atraviesan los dos esfínteres y que son rectilíneas.
